sábado, 19 de diciembre de 2020

 Detrás del cristal

Finalista de un concurso de cuentos navideños

Siempre que pensamos en la Navidad, lo primero que se nos viene a la mente son dulces, villancicos, luces de colores, árboles decorados con guirnaldas y brillantes bolas, alegría… Pero, sobre todo, en lo que pensamos es en los regalos. Esos detalles que, sea lo que sea, siempre te saca una sonrisa. Porque, admitámoslo, ¿a quién no le gusta recibir un regalo?

A nuestra pequeña protagonista al menos sí.

Cada día, su padre salía de la oficina, situada en el magnífico Gran Hotel de la calle Jara, e iba a recoger a su pequeña hija de seis años al colegio. Y cada día, después de que él la recogiera, pasaron por una enorme tienda de juguetes que había de camino a casa.

Ella siempre se quedaba mirando todos los nuevos juguetes que la tienda iba cambiando. Se quedaba embobada mirando todo lo que tenían e imaginando qué es lo que pudiera pedir en su carta para Papá Noel. Y, como es lógico, nunca se decidía.

Su padre siempre le decía que lo mejor es que sea una sorpresa y que no pida tantas cosas, que en el saco de Papá Noel solo cabe un regalo para cada niño.

Sin embargo, sí que había algo que le llamaba mucho la atención. Algo que, siempre que pasaba por la tienda, veía y que jamás lo quitaban. Tal vez fuese porque ningún niño lo quería. Pero, ¿quién no querría algo así?, pensaba la pequeña.

Sus grandes ojos azules, sus tiernas orejas redondeadas y su encantadora sonrisa hicieron que la niña se enamorase de aquel enorme oso. Pero no es un oso cualquiera, pensaba.

Y claro que no lo era.

Siempre sonreía cada vez que se imaginaba la de mil aventuras que vivirían si fuesen amigos. Ellos dos, inseparables, los mejores amigos del mundo. Seguramente, a él le gustaría que le empujara en los columpios del parque; que le leyera todos los cuentos que ella tenía en casa y que mamá a veces le leía antes de dormir; estaba más que segura de que a él también le gustaría ver sus dibujos favoritos. Y saborear sus caramelos favoritos. Y pintar con los dedos. Y cantar sin parar. Y reír hasta que le doliera la tripa. Sí, sobre todo eso.

Una tarde, mientras acompañaba a su padre a hacer unas compras, pasó de nuevo por aquella tienda de juguetes. Se quedó, una vez más, ensimismada viendo a su futuro compañero de juegos en el escaparate. Se acercó al cristal, apoyó su diminuta mano en él y sonrió. Su padre se percató de que la niña miraba fijamente a los juguetes.

—¿Qué es lo que miras? —le preguntó.

A Pipo —le contestó alegremente.

—¿Y quién es Pipo?

—Ese oso de ahí —respondió, señalando a su amigo—. El mejor de todos.

Sin pensárselo dos veces, le cogió de la mano a su hija y se adentraron en la tienda. La niña estaba llena de emoción nada más imaginarse poder abrazar al fin al ansiado oso. Casi lloraba de la emoción, pero se contuvo porque no quería que Pipo pensara mal de ella.

Al entrar, el dependiente de la juguetería les atendió muy amablemente. Su padre le pidió que le sacara un oso como el que había en el escaparate. A los pocos minutos, el hombre regresó con un enorme oso de peluche que le entregó a la adorable niña.

—Estarás contenta, cielo —le dijo su padre—. Es el más grande de toda la tienda.

Sin embargo, la niña miró al oso sin mucho ánimo.

—¿Qué ocurre? —le preguntó su padre.

—Es que este no es Pipo —le contestó.

—¿Y quién es, entonces?

Ella se dirigió al escaparate y señaló al verdadero Pipo. Para sorpresa de su padre, se trataba del enorme oso de cartón que había de decorado. Le preguntó al dependiente cuánto costaría llevarse a Pipo, pero, lamentablemente, él no estaba en venta, ya que formaba parte de la tienda. Tanto el dependiente como su padre empezaron a decirle si no quería mejor otro oso. Los había de todos los tamaños, formas y colores, pero ella solo quería al de cartón.

Sin más remedio, tuvieron que marcharse de la tienda sin su preciado oso. Quizá debía conformarse con verlo detrás del cristal.


oOo


Llegó la mañana de Navidad y nuestra pequeña amiga se despertó con toda la energía del mundo. Se dirigió a la habitación de sus padres, se subió a la cama y comenzó a saltar de alegría, consiguiendo que se despertaran.

—¡Ya es Navidad, ya es Navidad! —gritaba la niña, eufórica.

Su padre se levantó de la cama, la cogió en brazos y se la llevó hasta el salón, donde ya se encontraba su hermano mayor esperando para abrir los regalos.

El hermano fue el primero en comenzar a abrir sus presentes. Le habían traído un coche teledirigido, un patinete, algo de ropa y unas zapatillas deportivas. Ella abrió también los suyos: una muñeca, unos patines, más ropa y zapatos nuevos.

Pero ni rastro de Pipo.

La niña sonrió con tristeza. Tenía la esperanza de que Pipo pudiera darle una sorpresa y aparecer en el último momento, pero no fue así. Cogió su muñeca y la abrazó como lo haría si fuese el oso.

De repente, su padre la miró, frunció el ceño y dijo:

—¿No te falta un regalo?

Su hija lo miró extrañada, buscando otro paquete al que abrir, pero no encontró nada. Negó con la cabeza. No había más nada allí. Su padre se acercó al árbol de Navidad que había al lado de la ventana, miró por detrás de él y dijo con una amplia sonrisa:

—Me temo que Pipo quería darte una sorpresa y se escondió detrás del árbol.

La pequeña gritó de emoción al ver al oso de cartón. El corazón le dio un vuelco solo de pensar en que Pipo, finalmente, estaría junto a ella y podría abrazarlo como siempre había soñado hacerlo.

Porque no todos los niños desean cosas normales. Y no hay nada mejor que ver sonreír a un niño.

martes, 16 de febrero de 2016

Reto de lectura 2016

La verdad es que tengo este blog de lo más abandonado, pero bueno, siempre es bueno volver de vez en cuando. Y más cuando se trata de un buen motivo como es un reto de lectura. Aunque ya ha pasado más de mes y medio desde que empezó el año, aún queda mucho y me motiva mucho ponerme este tipo de metas lectoras.

He visto en este blog el reto que tengo pensamiento hacer y es este:


  1. Un libro de un género que te de algo de pereza. 
  2. Un libro escrito en alguna lengua cooficial del estado español (pero puedes leerlo traducido, claro).
  3. Un best-seller. 
  4. Un libro de un autor que haya ganado un premio Nobel. 
  5. Un libro escrito antes de 1800. 
  6. Un libro de una autora africana. 
  7. El libro favorito de algún amigo o familiar. 
  8. Un libro que deberías haber leído en el colegio / instituto / universidad, pero no lo hiciste.
  9. Un libro de no-ficción. 
  10. Un libro cuyo protagonista tenga la misma profesión que tú. 
  11. Un libro ambientado en un lugar que quieres visitar. 
  12. Un libro ambientado en un país limítrofe con el tuyo.  
  13. Un libro cuya adaptación cinematográfica llegue este año a los cines. La Habitación (Room), de Emma Donoghue (estrenada el 26 de febrero de 2016 en España)
  14. Un libro escrito por alguien de tu ciudad. 
  15. Un libro de uno de tus autores favoritos cuando eras niño.
  16. Un libro ambientado en el futuro.
  17. Un libro cuyo protagonista esté de vacaciones.
  18. Un libro de relatos. 
  19. Un libro cuyo autor sea de un país del que no hayas leído a ningún otro escritor. 
  20. Tu libro favorito de uno de tus escritores favoritos. 
  21. Un libro publicado póstumamente.
  22. Un clásico del siglo XX. 
  23. Un clásico de la literatura asiática. 
  24. Un libro de un autor contemporáneo de tu país. La isla de Alice, de Daniel Sánchez Arévalo
  25. EXTRA: Un libro en un idioma extranjero. The tale of Peter Rabbit, de Beatrix Potter

En un principio, tenía puesto una lista con los libros que quería leer, pero visto que no he conseguido avanzar mucho con un par de lecturas, he decidido quitar la lista de libros entera e ir completándola según vaya leyendo.

viernes, 27 de marzo de 2015

El bosque


EL BOSQUE

Sur de Inglaterra. Finales del S. VII

El sol del mediodía caía cada vez más fuerte aquella tarde de verano. Anduvieron durante horas bajo aquel sol incandescente por un bosque de algún lugar que desconocían. Habían oído que por allí no tendrían problemas para continuar su viaje. Un viaje que, sin lugar a dudas, estaba teniendo demasiados contratiempos.

—No puedo más —se quejó el más joven.
—Aguanta un poco, Liam —le instó la muchacha.
—Pero es que hace demasiado calor y no aguanto más. —El chico empezó a arrastrar los pies y sintió cómo su cuerpo cada vez le pesaba más por momentos.
—No tardaremos en parar a descansar —comentó el más mayor—. Pronto será la hora de comer y no nos quedará más remedio que acampar donde nos pille.
—¡Eh, mirad! —señaló la chica—. Hay un río ahí.
—¡Oh, sí! —exclamó Liam, abriendo los ojos como platos—. ¡Agua fresca, ven a mí, preciosa!—. Y salió corriendo hasta la orilla de dicho río.

Los jóvenes se situaron a la orilla y dejaron las cosas en el suelo. Liam, por su parte, ya se hallaba dentro del agua, con una especie de palo alargado que había encontrado a la orilla del río y que estaba usando para pescar algunos manjares que le ofrecía la naturaleza.

—¿Alguno de vosotros tiene hambre? —preguntó alzando la improvisada vara, donde tenía cinco peces incrustados en ella.
—¿Desde cuándo eres tan hábil con la pesca? —dijo el otro muchacho.
—Mi padre era pescador, ¿recuerdas?
—Cierto —contestó con cierta melancolía y se giró a la chica—. Voy a por un poco de leña. Échale un ojo a aquel, ¿de acuerdo?
—Ya es mayorcito, ¿no crees? —le instó, alzando una ceja.
—Tú, por si acaso, no le pierdas de vista.

Sin embargo, antes de que ella pudiera replicar de nuevo, se encaminó hacia el bosque en busca de leña para prender. La joven se quedó mirando cómo se marchaba, negando con la cabeza. Alzó una de sus manos hacia delante y cerró los ojos, concentrándose. Dio vueltas a sí misma y, de su mano, salieron diminutas luces doradas que indicaban lo que buscaba. Abrió los ojos con una sonrisa triunfal.

—¿Se puede saber qué estás haciendo? —preguntó Liam, inquieto—. Me pones nervioso cada vez que haces eso.
—Estoy buscando algo con lo que poder darle sabor al pescado, Liam.
—¿Y no lo puedes hacer de la manera normal, como todo el mundo?
—Tardaría mucho más —contestó sin darle mucha importancia—. Además, ¿desde cuándo te importa tanto que use mi magia? Antes te encantaba verme hacerlo.
—Pues desde que hace meses que nos persiguen por eso mismo...
—No nos persiguen por eso, Liam. Lo sabes.
—Lo sé, pero es casi lo mismo, ¿no?
—Liam —interrumpió el otro muchacho—, ve a por más pescado. No sabemos cuánto tiempo estaremos por aquí y será mejor que tengamos unas pocas provisiones de más.

Miró a la chica, que estaba pensativa, mirando a un punto fijo a lo lejos. Se acercó a ella y la abrazó.

—No le hagas caso, Amia —le dijo mientras le apartaba un mechón de su rojizo pelo del rostro y se lo colocaba detrás de la oreja—; es sólo un crío.
—Lo sé, Elric —Dio un largo suspiro y cerró los ojos—, pero tengo la sensación de estar arrastrándoos a algo que no debería. No es justo.
—A mí nadie me ha arrastrado a ninguna parte —le susurró, sonriendo—. Además, no todo el mundo tiene el honor de ayudar a la única nieta del mismísimo Merlín.

Amia sonrió y se sonrojó. No se esperaba tal respuesta. Clavó sus grises ojos en los azulados del joven y le abrazó, sin más. Él le devolvió el abrazo y le dio un suave beso en la coronilla.

—¡Eh, par de tortolitos! —interrumpió Liam a lo lejos. La muchacha se separó de su amigo, sofocada—. Se necesita ayuda aquí.
—Será mejor que vayamos antes de que cause alguna catástrofe —bromeó Elric, y Amia tuvo que ahogar una carcajada.

Ambos amigos se dirigieron hasta donde se encontraba Liam construyendo la fogata. Mientras lo hacían, Amia no dejaba de pensar en todo lo que habían pasado juntos hasta la fecha. Elric siempre fue su mejor amigo; le conocía desde que tenía memoria y no le recordaba más que cuidando de ella, sobre todo desde que su padre desapareció, cuando ella era muy pequeña. Desde entonces, Elric siempre ha sido muy protector con ella, y el hecho de que estuviera allí, en aquella situación, le hacía sentir ciertamente culpable.

Tras la gran comilona que se dieron —y en donde no quedaron ni las sobras—, Liam y Elric decidieron darse un refrescante baño en el río. El calor de aquel día estaba llegando a su punto más alto y no les venía mal tomar ese baño. Mientras tanto, Amia se tumbó bajo la sombra de un árbol no muy lejos de la orilla. Hacía mucho que no le escribía a su madre, así que pensó que sería hora de decirle que todo estaba bien.

Llevaban semanas sin que no ocurriese ningún imprevisto, cosa que a Amia le aliviaba y preocupaba a la vez. Cuanto más tranquilos estaban, más probabilidades había de encontrarse con algún enemigo. Y eso a la joven le inquietaba, el porqué era tan valioso aquel amuleto que su abuelo escondió bajo la tierra de un lugar completamente desconocido para ella. Sabía que él era una leyenda, pero nunca imaginó que fuese tanto. Habían huido en decenas de veces de los maleantes que también ansiaban dicho amuleto. Sin embargo, cuando se hiciera con él, ¿qué se suponía que ocurrirá? Ni siquiera ella misma lo sabe.

Amia dejó que esos pensamientos se desvanecieran durante un rato, respiró hondo y dejó que las palabras fluyeran hasta su pluma, la cual rasgaba el papel a una velocidad increíble.


Mi estimada madre:

Lamento mucho no haber podido comunicarme contigo en estas semanas que han pasado, pero me ha sido imposible. Elric se porta muy bien conmigo. No me deja sola ni un segundo y procura que nunca me falte nada de comer.

Hoy hemos descubierto que Liam es bueno pescando. Dile a su madre que debe estar orgullosa de él, ya que gracias a su habilidad nos hemos podido llenar el estómago. ¡Estoy que reviento!

Estas semanas atrás han sido muy tranquilas. Aún seguimos buscando el medallón del abuelo, pero creemos que estamos muy cerca. Lo presiento.

—Amia —vociferó Liam desde la orilla del río—, deja eso y vente a dar un baño con nosotros. Ya verás lo relajante que te resultará.
—Luego, más tarde —contestó la chica sin despegar la vista del papel—. Ahora estoy demasiado ocupada.
—Amia, no seas una aburrida —insistió Elric mientras salía del agua y se acercaba a la chica, empapado—. Hace un día perfecto para que te des un buen baño.
—No puedo, Elric. Estoy terminando la carta para mi madre. Enseguida...

Sin embargo, la muchacha no pudo más que soltar un pequeño grito cuando Elric la tomó en peso y, soportando tales berridos y pataleos infructuosos de la joven, la metió a la fuerza al río —con ropa incluida—, entre carcajadas de ambos chicos.

La joven salió a la superficie y miró malhumorada a sus amigos. Llevaba toda su larga melena chorreándole por la cara y se la echó, como pudo, hacia atrás.

—Muy gracioso, Elric —refunfuñó mientras salía del agua—. ¿Ya estás contento?
—¡Oh, venga, Amia! —comentó, siguiéndola hasta la orilla—. Sabes que sólo era una broma.

La muchacha lo miró con cara de pocos amigos; Elric quiso acercarse, pero tuvo que retroceder unos pasos hacia atrás.

—Pues yo no se la veo, en serio —dijo mientras se escurría los rizos de su melena hacia un lado.
—No sé de qué te quejas —inquirió Liam—; tú tienes el don de secarte en un momento.

Amia clavó la mirada a su amigo más joven. Éste se quedó sin más que decir; la mirada intimidante de la chica daba demasiado miedo. Mucho.

—Tener que usar mi magia para secarme hace que pierda fuerza para cosas más importantes. Como, por ejemplo, no tener que estar dando vueltas por todas partes sin saber a dónde vamos. Es por eso por lo que he de tener suficiente como para poder sacarnos de algún que otro apuro.

Tras decir estas palabras, cerró los ojos, concentrándose, y colocó sus manos sobre su cabeza; de las palmas emanaron cientos de lucecitas doradas que impregnaron sus rojizos cabellos, haciendo que éstos se secaran inmediatamente. Repitió el proceso con su ropaje, los cuales quedaron impolutos.

—Venga, no te enfades —reiteró Elric—; si en el fondo te ha venido bien el chapuzón. No lo niegues.

Amia hizo caso omiso al intento de disculpa de su amigo. Ya no sabía cómo explicarle que su don no iba y venía cuando ella quería. No al menos hasta que no acabara su aprendizaje. Fue en ese momento cuando, de nuevo, le vino a la mente su abuelo; le echaba mucho de menos y era un sentimiento que no le gustaba mostrar delante de sus amigos, así que, normalmente, solía cambiar de tema.

Elric, al ver la cara de su amiga, se acercó a ella, con cierta preocupación. A veces ella tenía la sensación de que él le leía la mente más de una vez, porque siempre acertaba de lleno en lo que le ocurría.

—Sé que no es fácil llevar esta carga tan pesada, Amia —comentó una vez la tuvo frente a él—. Sólo quería que te olvidaras un poco de este asunto y te relajaras, nada más.
—Lo sé y lo agradezco —contestó mientras recogía los desperdicios de la comida y los hacía desaparecer mediante un conjuro—. Pero ahora no; ya tendremos tiempo para relajarnos lo que queramos.

Elric asintió sin insistir más. Comenzó a bromear con ella para quitarle hierro al asunto. Sabía que eso era lo único que podía hacer para que se le pasara el enfado. La conocía demasiado bien; sabía que ella, por mucho que se enfurruñara, no le duraba más de cinco minutos.

—Esto... chicos —les interrumpió Liam, que estaba detrás de ellos.
—¿Y ahora qué, Li...? —Pero Elric no llegó a terminar la frase; descubrió lo que el joven quería advertirles.

Elric alzó la cabeza y se puso delante de Amia y Liam, a modo de escudo. Su rostro, normalmente alegre, permanecía serio y distante. Entrecerró los ojos cuando lo que los amenazaba se acercó a ellos.

—Vaya, vaya... —murmuró un hombre alto de cabellos negros. La cicatriz que le cruzaba su ojo derecho no le dejaba indiferente a nadie—. ¿Pero a quiénes tenemos el placer de encontrar aquí?
—Elric —susurró Amia detrás del joven—, ¿no dijiste que este lugar era seguro?
—Eso es lo que oí. No entiendo qué es lo que hace él aquí. —Caminó unos pasos hasta el hombre y les hizo a sus amigos una señal para que recogieran sus cosas lo más rápido posible—. ¿Qué quieres, Malvrick?
—Esa respuesta creo que deberías saberla, joven Elric —contestó con media sonrisa el hombre, soltando, a su vez, una leve carcajada—. ¿Por qué no os rendís de una vez, en vez de salir huyendo como siempre, me dais lo que quiero y os dejo con vida? Todos ganamos, no hay duda.
—¿Y qué ganaríamos nosotros dándote el medallón? —inquirió Liam, frunciendo el ceño. Elric lo miró de reojo y le mandó callar con un gesto. Parecía como si tuviera controlada la situación.
—No te entregaremos nada y, mucho menos, nos rendiremos.

Malvrick se encogió de hombros y, con una amplia sonrisa, chasqueó los dedos. De pronto, aparecieron un montón de hombres armados con flechas y arcos. Los tres amigos salieron corriendo en dirección opuesta, pero estaban por todas partes. Se encontraban acorralados. No había más escapatoria.

—Amia —insinuó Liam, sacando una flecha de su carcaj, dispuesto a disparar—, este es un buen momento en donde no sería mala idea que usaras todo tu poder para sacarnos de aquí...
—Sabéis más que de sobra que bajo presión no puedo usarla —dijo mientras se acercaba más a sus amigos—. Además, he malgastado la poca energía que me quedaba en secarme.
—¿Y no puedes concentrarte para hacernos desaparecer de aquí? —intervino Elric, nervioso.
—Eso requiere mucha magia y mucha concentración para que sea efectivo.
—¡Hazlo, por lo que más quieras, hazlo! —insistió, mientras esquivaba alguna que otra flecha.
—Está bien, pero no me presionéis.

La joven agarró a sus amigos y cerró los ojos. Mientras tanto, Elric y Liam comenzaron a lanzar flechas a todo aquel que los atacara.

—¿Cómo vas, Amia? —se impacientó Liam, que acababa de esquivar una flecha.
—No me metáis prisa. Hago todo lo que puedo. —La chica apretó los ojos y se concentró un poco más. Su rostro comenzó a perlarse en sudor por el esfuerzo. Liam y Elric continuaron defendiéndose como pudieron, hasta que vieron cómo todo se volvía borroso; lo había conseguido.
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Se encontraban no muy lejos del río, a unos tres kilómetros de distancia. No era mucho, teniendo en cuenta que aquellos maleantes podrían rastrearlos con facilidad. Amia se hallaba en el suelo, respirando con dificultad por el esfuerzo tan grande que le supuso todo aquello. Poco a poco se fue recuperando y se puso en pie. Miró a Elric, quien estaba pálido con la cara desencajada. Amia se preguntó qué es lo que pasaba hasta que se percató de la flecha que Liam tenía incrustada en el hombro. El muchacho temblaba y respiraba despacio. Estaba perdiendo mucha sangre y ninguno de sus amigos entendía de estas cosas. Elric le dio un trozo de tela para que lo mordiese y le pidió a Amia que lo entretuviese para poder arrancarle la flecha. Liam soltó un grito desgarrador y se desmayó.

La sangre seguía saliendo y tuvieron que taponar la herida como pudieron. Amia presionaba en ella con fuerza, mientras Elric la miraba sin saber qué decir ni qué hacer. Se sentía culpable por todo aquello. Él había sido quien les llevó a ese dichoso lugar. Él fue quien se creyó que estarían a salvo. Y no fue así.

«Aunque me lleve la vida en ello —pensó Elric— os sacaré de aquí; sea como sea, lo conseguiré. Os lo prometo

CONTINUARÁ...
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NOTA: Este fragmento lo escribí hace bastante tiempo, y la verdad es que llevo desde entonces queriendo continuarlo y ponerle un comienzo. A ver si me animo y lo hago, porque tengo muchas ideas muy buenas, lo único que me queda es enlazarlo todo y, lo más importante, ponerme a escribirlo, que es lo más complicado.  

Booktag: Los contrarios

  1. Primer y último libro comprado: El primer libro no lo recuerdo, ya que cuando era pequeña mi madre solía comprarme muchos, sobre todo del Barco de Vapor. Pero sí que recuerdo uno con mucho cariño que compré cuando tenía diez años, El pequeño vampiro de Angela Sommer-Bodenburg; el último, bueno, es que adquirí cuatro a la vez, pero bueno, diré uno, el que más ganas tengo, que es Grandes esperanzas de Charles Dickens.
  2. Libro caro vs libro barato: Buah, no recuerdo los precios de casi ningún libro, la verdad, pero bueno, recuerdo que el de El juego del ángel de Carlos R. Zafón me costó como 23 leurazos y, si mal no lo recuerdo, uno que tengo con varias comedias de Shakespeare me costó un leuro nada más. Si es que llegó, porque hace años de eso y no lo recuerdo bien del todo. 
  3. Libro protagonizado por chica vs libro protagonizado por chico: Ambos son de dos sagas, uno es La orden de la academia Spence, de Libba Bray, cuya protagonista es Gemma Doyle y el otro es, sin duda, Harry Potter. De este no hace falta que diga quién es, ¿no? 
  4. Libro leído rápido vs libro leído lento: Pues ahora que lo pienso, no sé qué libro me he leído más rápido. xD Pero creo recordar que Las ventajas de ser un marginado me lo leí en cosa de día y medio más o menos, cosa que para lo lenta que soy es un milagro. Y el más lento quizá sea Orgullo y prejuicio, porque cuando me lo empecé a leer fue en una época bastante mala que pasé para la lectura y me costaba mucho concentrarme. Tardé como dos años o así en terminármelo, pero no era por la trama, que conste, sino porque también lo cogía poco y al final se alargó más de la cuenta. 
  5. Libro con portada fea vs libro con portada bonita: A mí este apartado me parece un poco ridículo, pero bueno. Más que nada porque no hay libros feos o bonitos. Pero bueno, si he de decir un libro de cada, diré que hace poco compré una vieja versión de El diario de Bridget Jones cuya portada es simplemente espantosa. Y portadas bonitas, las de los libros de Gemma Doyle, me parecen preciosos, no sé por qué. De hecho, peco de haberme comprado los dos primeros libros por la portada. Bueno, digamos que no del todo, pero sí que ayudó bastante.
  6. Libro nacional vs libro internacional: Estoy intentando leer más libros nacionales, que conste, pero por ahora solo diré que el que más me gustó fue La sombra del viento, de Carlos R. Zafón. El internacional diré Orgullo y prejuicio. Que tardara tanto en leerlo no quiere decir que no me gustase. 
  7. Libro finito vs libro tocho: Tengo libros bastante finitos, pero no los he leído aún (están pendientes), así que no sabría decir cuál es el más fino, pero recuerdo que el de Montado en la bala, de Stephen King no sé si llegaba a las 200 páginas. Y el más tocho que he leído es el de La orden del fénix, al menos de momento.
  8. Libro de ficción vs libro de no ficción: Creo que en este apartado puedo decir cualquiera en la parte de ficción, así que diré Las ventajas de ser un marginado, por decir uno. Y de no ficción, bueno, aquí me quedo coja, porque no suelo leer nada así.
  9. Libro de romance vs libro de acción: De romance diré El sueño de una noche de verano, de Shakespeare. Tiene de todo, pero sobre todo de eso, un rato largo. Y es divertido, así que qué más se puede pedir. Y de acción no recuerdo haber leído mucho, a no ser que World War Z se considere como tal.
  10. Libro feliz vs libro triste: No sé por qué, pero siempre se me viene a la mente Bridget Jones. Es alegre, divertido y termina bien, todos contentos, así que creo que encaja. Y triste, bueno, de esos hay muchos, pero hubo uno que me hizo llorar mucho y ese fue Ojalá fuera cierto, de Marc Levy.

Booktag: Las doce uvas de la suerte

  1. Primera Uva – Enero – Un libro que te hayan regalado: Pues... sinceramente no me suelen regalar ninguno, pero recuerdo que hace unos años me regalaron el de Crepúsculo, de Stephanie Meyer.
  2. Segunda Uva – Febrero – Una cita de amor (Libro y autor): "¿Qué es poesía?, dices mientras clavas en mi pupila tu pupila azul. ¡Qué es poesía!, ¿y tú me lo preguntas? Poesía eres tú". Rimas y leyendas de Gustavo Adolfo Bécquer.
  3. Tercera Uva – Marzo – Un libro que le regalarías a un padre: Si es para el mío, sin duda le regalaría "Padres Solteros, Separados Y Viudos para Dummies", a ver si pillaba la indirecta.
  4. Cuarta Uva – Abril – Uno de tus libros favoritos: El diario de Bridget Jones, de Helen Fielding. Lo habré dicho mil veces, pero es que es cierto.
  5. Quinta Uva – Mayo – Un libro para regalar a una madre: Al menos a la mía, le regalaría alguno de Tolstoi, que sé que le gusta. O de Jane Austen.
  6. Sexta Uva – Junio – El libro más largo que hayas leído: Pues, sinceramente, no sé cuál es el más largo que he leído, pero creo que uno de los más largos ha sido el de La Orden del Fénix. 
  7. Séptima Uva – Julio – Un libro sobre la amistad: La verdad es que no se me ocurre ninguno, pero diré El principito, de Antoine de Saint Exupery. Lo tengo pendiente, pero lo leeré tarde o temprano.
  8. Octava Uva – Agosto – Un libro juvenil: Las ventajas de ser un marginado, de Stephen Chbosky. La verdad es que no se me ocurre uno mejor.
  9. Novena Uva – Septiembre – Un libro que te dé Paz, que te relaje: La verdad es que no sé cuál decir, así que diré Orgullo y prejuicio, que me relaja mucho cuando lo leo.
  10. Décima Uva – Octubre – Un libro de terror: Cementerio de animales, de Stephen King.
  11. Undécima Uva – Noviembre – Uno de los primeros libros que recuerdas haber leído de niño/a: Juan Chorlito y el indio invisible, de Janosch. Fue uno de los primeros libros que recuerdo haber leído en mi más tierna infancia. 
  12. Duodécima Uva – Diciembre – Un libro sobre la Navidad: No lo he leído aún, pero lo tengo en mi eterna lista de libros pendientes, Un cuento de Navidad, de Dickens.

Booktag: La isla desierta

  1. ¿Qué libro te llevarías para releer? ¿Sólo uno? Seguramente alguno que me gustase mucho y que hiciese mucho que no leyese. Lo más seguro es que ese fuese Ojalá fuera cierto, de Marc Levy.
  2. ¿Qué libro llevarías que estás deseando leer? Lo más seguro es que me llevase Un hombre soltero, de Christopher Isherwood, que le tengo ganas desde el maratón anterior. 
  3. ¿Qué saga de libros te llevarías? Si es de los que ya me he leído, los de Harry Potter, por supuesto. Pero si es de los que aún no me he leído, los de Percy Jackson, que también le tengo muchas ganas de hincarle el diente a esa saga desde hace mucho.
  4. ¿Qué libro infantil te llevarías? Pues mira, rebuscando entre mis libros, encontré uno que leí de pequeña, así que me llevaría el de El ratón viajero, de Jürgen Banscherus.
  5. ¿Qué libro opcional te llevarías? Alguno que le tenga ganas de leer, como La princesa prometida, de William Golding, por ejemplo.

Booktag: Amor Literario


  1. ¿Cuál fue tu primer amor literario? La verdad es que no sabría cuál decir, pero creo que podríamos decir que El pequeño vampiro, de Angela Sommer-Bodenburg. Lo leí con 9 años y, al menos por aquel entonces, me encantó el protagonista. De hecho, creo que fue la primera vez que me sentí rara al terminarme un libro. Y hace bastante poco (unas semanas, para ser exactos) me enteré que hubieron más libros sobre este personajillo y me sentí decepcionada por no haberme enterado en su día. 
  2. ¿Un libro del que te enamoraste a primera vista? Pues creo que diría El diario de Bridget Jones, de Helen Fielding. Por así decirlo, supe que iba a ser un libro que me iba a encantar y no me equivoqué. Cosa que no me pasó con otros libros que también tenía muchas expectativas y al final... nada.
  3. ¿Un libro que empezaste con cariño, como el que sientes por un amigo, y acabaste amando? Pues Orgullo y Prejuicio, precisamente. Me lo empecé hace dos años, en una etapa de mi vida algo complicada que hizo que lo tuviera que dejar. Lo volví a retomar, pero seguía sin ser el momento, hasta que hace poco lo retomé y me lo acabé. Además, que saboreé el libro más de lo que me pensaba. 
  4. ¿Un libro por el que sientes pasión pero no amor? Secretos de una noche de verano, de Lisa Kleypas. Lo leí hace años y me encantó, aunque no me enamoró. 
  5. ¿Un libro del que te has sentido engañado/decepcionado? Bueno, ya lo dije en su momento, pero fue el de Amanecer, de Stephanie Meyer. En serio, me prometieron un buen final y vi caca de la vaca de lo más pastoso.
  6. ¿Un libro con el que acabaste rompiendo definitivamente? Espero que eso de "romper" sea sólo metafórico, porque hasta ahora no me he atrevido a hacer tal salvajada a un libro, por muy malo que sea. Supongo que fue con el de La chica que amaba a Tom Gordon, de Stephen King, que me lo empecé a leer unas... ¿8 veces? y no había manera de avanzar. Desistí hace años, aunque es muy probable que le dé una enésima oportunidad, a ver si ahora sí que me lo acabo. Solo lo hago porque soy cabezota y no me gusta dejar los libros a medias. 
  7. ¿Un libro que empezaste odiando y acabaste amando? Las ventajas de ser un marginado. Aunque no lo empecé odiando, más bien que no tenía muchas expectativas y tal, pero luego, poco a poco, empecé a cogerle cariño al protagonista (y algún que otro personaje más) y al final adoré el libro. 
  8. ¿Un libro que es y siempre será el amor de tu vida? Pfff esto son palabras mayores, puesto que no creo tener ninguno.

viernes, 16 de enero de 2015

Actualmente leyendo… "Lazarillo de Tormes"

He comenzado a leer el Lazarillo te ahormes, ya que es una de las lecturas obligatorias de una de mis asignaturas, así que ya dejaré mis impresiones  cuando me lo termine (y pueda, claro). 

sábado, 3 de enero de 2015

Desafío lector 2015

IHace un año, recuerdo que hice una lista con todos los libros que quería leer para el 2014. Pues bien, no leí casi ningún libro de esa lista, así que esta vez me pondré una un tanto más breve y que espero al menos poder completar. Serán unos 50 libros y pretendo leerme, al menos, la mitad.

DESAFÍO LECTOR 2015



  1. Alicia en el país de las maravillas -- Lewis Carroll (126)
  2. Anna Karenina -- Lev Tolstoi (484)*
  3. Asesinato en el Orient Express -- Agatha Christie (199)*
  4. Cándido o el optimismo – Voltaire (195)
  5. Cuentos de Bereth -- Javier Ruescas (426)
  6. Cumbres borrascosas -- Emily Brontë (219)*
  7. Dioses y héroes de la Antigua Grecia -- Robert Graves (115)
  8. Dr Jeckyll y Mr Hyde -- Robert Louis Stevenson (121)*
  9. Drácula -- Bram Stocker (379)
  10. Dulce y lejano -- Libba Bray (789)
  11. El corazón delator -- Edgar Allan Poe (31)
  12. El diablo viste de Prada -- Laura Weisberger (394)*
  13. El fantasma de Canterville -- Oscar Wilde (48)
  14. El Gran Gatsby -- Francis Scott Fitgerald (222)
  15. El Hobbit -- JRR Tolkien (365)
  16. El principito -- Antoine de Saint-Exupéry (95)*
  17. El retrato de Dorian Gray -- Oscar Wilde (254)*
  18. El último catón -- Matilde Asensi (624)
  19. Emma -- Jane Austen (597)
  20. Estudio en escarlata -- Arthur Conan Doyle (108)*
  21. Frankenstein -- Mary Shelley (249)*
  22. Gora -- Rabindranath Tagore (334)
  23. Grandes esperanzas -- Charles Dickens (505)
  24. Justine -- Marqués de Sade (320)
  25. La Abadía de Northanger -- Jane Austen (291)*
  26. La cosecha de Samhein -- José Antonio Cotrina (427)*
  27. La dama de las camelias -- Alexander Dumas (221)
  28. La fierecilla domada -- William Shakespeare (74)
  29. La ladrona de libros -- Markus Zusak (550)*
  30. La letra escarlata --  Nathaniel Hawthorne (274)
  31. La princesa prometida -- William Golman (478)
  32. Las cenizas de Angela -- Frank McCourt (484)*
  33. Las crónicas de Narnia: El león, la bruja y el armario -- CS Lewis (206)
  34. Los amantes tristes -- Eugenia Rico (105)
  35. Los cuentos de Beedle el Bardo -- JK Rowling (113)*
  36. Mansfield Park -- Jane Austen (564)*
  37. Matar a Leonardo Da Vinci -- Christian Gálvez (425)
  38. Matar a un ruiseñor -- Harper Lee (360)*
  39. Matilda -- Ronald Dahl (230)
  40. Mujercitas -- Louisa May Alcott (449)*
  41. Obras -- Lope de Vega (437)
  42. Obras satíricas y festivas -- Quevedo (183)
  43. Ola de calor -- Richard Castle (Andrew Marlowe) (198)
  44. Percy Jackson y el ladrón del rayo -- Rick Riordan (283)
  45. Peter Pan -- James Barrie (224)*
  46. Sally Lockhart y la maldición del rubí -- Phillip Pullman (240)
  47. Sentido y sensibilidad -- Jane Austen (369)*
  48. Una Navidad inolvidable -- Lisa Kleypas (232)
  49. Una vacante imprevista -- JK Rowling (601)
  50. Utopía -- Tomás Moro (172)

Los marcados en negrita son los empezados y que terminaré de leerme, si no este año, cuando pueda.
Los marcados en azul son los que no tengo en papel.
Lo que hay entre paréntesis es el número de páginas (algunos aproximado) del libro.




lunes, 22 de diciembre de 2014

—¿Me amas?
—Más que a las estrellas cuando la luna sale de su escondite por las noches y se asoma con su manto negro para arroparlas.

domingo, 14 de septiembre de 2014

Booktag del abecedario

  1. Asking for trouble (de Elizabeth Young) 
  2. Brujas de Salem, Las (de Arthur Miller) 
  3. Catching Fire (de Suzanne Collins) 
  4. Diario de Bridget Jones, El (de Helen Fielding) 
  5. Espada y la rosa, La (de Antonio Martínez Menchén) 
  6. Frankenstein (de Mary Shelley) 
  7. Guárdate de los Idus (de Lola González) 
  8. Harry Potter (de J.K. Rowling) 
  9. Importancia de llamarse Ernesto, La (de Oscar Wilde) 
  10. Jane Eyre (de Charlotte Brontë) 
  11. Kill to mockingbird (de Harper Lee) 
  12. Llave mágica, La (de Lynn Reid Banks) 
  13. Matar a Leonardo da Vinci (de Christian Gálvez) 
  14. Nunca me abandones (de Kazuo Ishiguro) 
  15. Ojalá fuera cierto (de Marc Levy) 
  16. Persuasión (de Jane Austen) 
  17. Quidditch a través de los tiempos (de JK Rowling) 
  18. Riding Bullet (de Stephen King) 
  19. Sueño de una noche de verano (de William Shakespeare) 
  20. Tres Mosqueteros, Los (de Alexandre Dumas) 
  21. Una vacante imprevista (de JK Rowling) 
  22. Ventajas de ser un marginado (de Stephen Chbosky) 
  23. Where the heart is, (de Billie Letts) 
  24. Yerma (de Federico García Lorca) 
  25. Z, World War (de Max Brooks)

miércoles, 13 de agosto de 2014

Adiós al ídolo de mi infancia

La verdad es que llevo desde esta mañana sin poder parar de llorar por la muerte de Robin Williams. Sé que muchos lo verán como una tontería, pero para mí era un ídolo de la infancia, alguien a quien admiraba desde que tengo uso de razón.

Sinceramente, no recuerdo cuál fue la primera película suya que vi. Puede que fuese la de la Señora Doubtfire, la cual habré visto millones de veces y que no me cansaré en la vida de verla, porque creo que es de las mejores películas que ha hecho en todos los tiempos. Aunque no fuese la mejor, claro está, pero a mí me encantaba verlo haciendo el idiota, imitando 40.000 voces, poniendo innumerables gestos que hacían reír hasta al más serio del planeta.

Y cuando me he enterado esta mañana de su fallecimiento, he sentido como si una parte de mi infancia se hubiese ido con él. No sé qué es lo que le habrá llevado para haberse quitado la vida, pero espero que ahora, esté donde esté, haga reír a todos los del otro lado como sólo él siempre ha sabido hacer.

Se nos ha ido un gran artista, un gran cómico, un gran actor, pero sobre todo, una gran persona. Descansa en paz, Peter Pan, y espero que te reúnas con Campanilla en El País de Nunca Jamás.

Hasta siempre. Te echaremos de menos.




sábado, 24 de mayo de 2014

Booktag: Jugando con las emociones

  • Un libro que te hace feliz: El diario de Bridget Jones, de Helen Fielding. Siempre me saca una sonrisa cuando lo leo. 
  • Un libro que te ponga triste: Ojalá fuera cierto, de Marc Levy. Hubieron partes donde no podía parar de llorar. 
  • Un libro que te enoje: La niña que amaba a Tom Gordon, de Stephen King. Lo siento, pero me pareció infumable e intenté leérmelo como ocho veces y nada. 
  • Un libro que te ponga nostálgica/o: Pues por culpa de Anita, Querida Susie, querido Paul, de Christine Nöstlinger. Es que es recordarlo y llevarme a mi más tierna infancia. 
  • Un libro que te asusta: Va a sonar contradictorio, pero he de decir que ese fue Cementerio de animales, de Stephen King. Ese gato daba muuuuuy mal yuyu. 
  • Un libro que te sorprendió: Las ventajas de ser un marginado, de Stephen Chbosky. Me lo habían recomendado unas amigas y no tenía muchas expectativas de que me gustara, pero no fue así. 
  • Un libro que te decepcionó: Iba a decir otro de King, pero mejor diré Amanecer, de Stephanie Meyer. Mis amigas me dijeron que tenía un final precioso y que blablablá y a mí me pareció lo más soso del mundo. Vamos, que fue paja total el libro entero. 
  • Un libro que te angustió: Los Miserables, de Victor Hugo. Hay escenas donde me resultaron demasiado angustiosas, sobre todo en la parte de las barricadas. 
  • Un libro que te confundió: Nunca me abandones, de Kazuo Ishiguro. Sobre todo al principio, que no tenía la más remota idea de qué iba el libro y me pasé toda la primera parte preguntándome mil cosas.

Booktag: En busca del libro perdido

  • Encuentra un libro o nombre de autor con una z: Guerra Mundial Z, de Max Brooks. 
  • Encuentra un clásico: Orgullo y Prejuicio, de Jane Austen. 
  • Encuentra algo en tu estantería que no sea un libro: Un peluche musical. 
  • Encuentra el libro más antiguo: La verdad es que no lo sé, pero por si las moscas diré que la Biblia. 
  • Encuentra un libro con una chica en la portada: Secretos de una noche de verano, de Lisa Kleypas. 
  • Encuentra un libro con un animal en la portada: Cuentos policíacos de Edgar Alan Poe (sale un escarabajo, así que lo cuento como animal xD) 
  • Encuentra un libro con un protagonista masculino: Ojalá fuera cierto, de Marc Levy. 
  • Encuentra un libro que solo tenga palabras en la portada: Las ventajas de ser un marginado, de Stephen Chbosky. 
  • Encuentra un libro con ilustraciones: Querida Susi, querido Paul, de Christine Nöstlinger. 
  • Encuentra un libro con letras doradas en la portada: El gran Gatsby, de F. Scott Fitzgerald tiene unas letras doradas, pero no exactamente en la portada, sino en el lomo. 
  • Encuentra un libro escrito por alguien con un nombre común: La sombra del viento, de Carlos Ruiz Zafón. 
  • Encuentra un libro que tenga un 1er plano de algo o alguien de portada: Señora ama / La malquerida, de Jacinto Benavente. Sale una mujer de mediana edad en primer plano. 
  • Encuentra un libro ambientado en una época antigua: Gora de Rabindranath Tagore. No sé si será de una época muy antigua (lo tengo pendiente), pero el libro es de principios del siglo pasado, so... ¡Época antigua es, fijo! xD 
  • Encuentra un libro de tapa dura sin sobrecubierta: Mansfield Park, de Jane Austen. 
  • Encuentra un libro de portada turquesa: Bridget Jones: Sobreviviré, de Helen Fielding. No es turquesa, sino verde claro, pero es lo más parecido que tengo a ese color. 
  • Encuentra un libro no juvenil: Los buscadores de conchas, de Rosamund Pilcher.

viernes, 2 de mayo de 2014

El conde Sisebuto

Este es un poema de Joaquín Abati, que escribió con un toque de humor y que mi madre siempre me recitaba cuando era pequeña. Espero que os guste:

EL CONDE SISEBUTO

«A cuatro leguas de Pinto
y a treinta de Marmolejo,
existe un castillo viejo
que edificó Chindasvinto.
Perteneció a un gran señor
algo feudal y algo bruto;
se llamaba Sisebuto,
y su esposa, Leonor,

y Cunegunda, su hermana,
y su madre, Berenguela,
y una prima de su abuela
atendía por Mariana.
Y su cuñado, Vitelio,
y Cleopatra, su tía,
y su nieta, Rosalía,
y el hijo mayor, Rogelio.

Era una noche de invierno,
noche cruda y tenebrosa,
noche sombría, espantosa,
noche atroz, noche de infierno,
noche fría, noche helada,
noche triste, noche oscura,
noche llena de amargura,
noche infausta, noche airada.

En un gótico salón
dormitaba Sisebuto,
y un lebrel seco y enjuto
roncaba en el portalón.
Con quejido lastimero
el viento fuera silbaba,
e imponente se escuchaba
el ruido del aguacero.

Cabalgando en un corcel
de color verde botella,
raudo como una centella
llega al castillo un doncel.
Empapada trae la ropa
por efecto de las aguas,
¡como no lleva paraguas
viene el pobre hecho una sopa!

Salta el foso, llega al muro,
la poterna está cerrada.
—¡Me ha dado mico mi amada!
—exclama—. ¡Vaya un apuro!
De pronto, algo que resbala
siente sobre su cabeza,
extiende el brazo, y tropieza
¡con la cuerda de una escala!

¡Ah!... dice con fiero acento.
¡Ah!... vuelve a decir gozoso.
¡Ah!... repite venturoso.
¡Ah!... otra vez, y así, hasta ciento.
Trepa que trepa que trepa,
sube que sube que sube,
en brazos cae de un querube,
la hija del conde, la Pepa.

En lujoso camarín
introduce a su adorado,
y al notar que está mojado
le seca bien con serrín.
Lisardo... mi bien, mi anhelo,
único ser que yo adoro,
el de los cabellos de oro,
el de la nariz de cielo,

¿qué sientes, di, dueño mío?,
¿no sientes nada a mi lado?,
¿qué sientes, Lisardo amado?
Y él responde: Siento frío.
¿Frío has dicho? Eso me espanta.
¿Frío has dicho? eso me inquieta.
No llevarás camiseta
¿verdad?... pues toma esa manta.

Ahora hablemos del cariño
que nuestras almas disloca.
Yo te amo como una loca.
Yo te adoro como un niño.
Mi pasión raya en locura,
si no me quieres, me mato.
La mía es un arrebato,
si me olvidas, me hago cura.

¿Cura tú? ¡Por Dios bendito!
No repitas esas frases,
¡en jamás de los jamases!
¡Pues estaría bonito!
Hija soy de Sisebuto
desde mi más tierna infancia,
y aunque es mucha mi arrogancia,
y aunque es un padre muy bruto,

y aunque temo sus furores,
y aunque sé a lo que me expongo,
huyamos... vamos al Congo
a ocultar nuestros amores.
Bien dicho, bien has hablado,
huyamos aunque se enojen,
y si algún día nos cogen,
¡que nos quiten lo bailado!

En esto, un ronco ladrido
retumba potente y fiero.
¿Oyes? dice el caballero,
es el perro que me ha olido.
Se abre una puerta excusada
y, cual terrible huracán,
entra un hombre..., luego un can...,
luego nadie..., luego nada...

¡Hija infame! ruge el conde.
¿Qué haces con este señor?
¿Dónde has dejado mi honor?
¿Dónde?, ¿dónde?, ¿dónde? ¿dónde?
Y tú, cobarde villano,
antipático, repara
cómo señalo tu cara
con los dedos de mi mano.

Después, sacando un puñal,
de un solo golpe certero
le enterró el cortante acero
junto a la espina dorsal.
El joven, naturalmente,
se murió como un conejo.
Ella frunció el entrecejo
y enloqueció de repente.

También quedó el conde loco
de resultas del espanto,
y el perro... no llegó a tanto,
pero le faltó muy poco.
Desde aquel día de horror
nada se volvió a saber
del conde, de su mujer,
la llamada Leonor,

de Cunegunda su hermana,
de su madre Berenguela,
de la prima de su abuela
que atendía por Mariana,
de su cuñado Vitelio,
de Cleopatra su tía,
de su nieta Rosalía
ni de su chico Rogelio.

Y aquí acaba la leyenda
verídica, interesante,
romántica, fulminante,
estremecedora, horrenda,
que de aquel castillo viejo
entenebrece el recinto, 
a cuatro leguas de Pinto
y a treinta de Marmolejo.»

—Joaquín Abati Díaz (1865-1936)—